Para viajar sin marcharse

Por Héctor Darío Reyes

De cinefilia padecemos muchos. El placer de ir al cine, más que entretenimiento, deleite o plan romántico puede ser un viaje a otros horizontes tan lejanos como Hollywood, Bollywood o Francia.

Buen modo de viajar suelen ser los festivales cinematográficos que se realizan a menudo en esta isla rodeada de Caribe y sol de trópico.

Un ejemplo de ello es el XIII Festival de Cine Francés que trajo su clima templado a Cuba, a su capital, a Santa Clara. Evento que prometió «no defraudar el garbo de sus ediciones anteriores» según La Jiribilla. Con o sin garbo, varias son las proyecciones cargadas de paisajes, personas y conflictos que nos llevaron a otras vidas diferentes de la nuestra.

24 planos por segundo nos hicieron entrar a un universo donde somos omnipresentes y por demás, especies de “dioses” atentos a los problemas y soluciones de “los mortales” en la gran pantalla. «.

Comedias, acción, thriller…, —a decir del director galo Christophe Barratier, autor de esa obra memorables que es Les choristes— de todo lo mejor que se está haciendo hoy en Francia» incluiyó esta decimotercera edición que mostraró la gran diversidad del cine galo contemporáneo.

No llegaron vacías, ni desnudas al Caribe. Candidaturas a los Globos de Oro y al Goya como mejor filme europeo, distinciones de la Academia de Cine Europeo, Oso de Plata y premios César en categorías como mejor guión original, mejor película, director y actores/actrices ostentan algunos de estos filmes.

 16 largometrajes y 64 cortometrajes presentados y un grupo de películas que tratan el thriller como principal temática. Secreto de estado, La Chica de Mónaco, Por ella, Coco Chanel & Igor Stravinsky y Lol, son atrayentes títulos propuestos en un programa de cartelera que incluye una muestra de animación para mayores de 12 años.

 «El pequeño Nicolás» y «El Escritor» esta última realizada por Roman Polanski, y que mereció el Oso de Plata al mejor director en el último Festival de Berlín. Será interesante observar el manejo francés de un género como el espionaje/thriller, demasiado holliwoodense y que colisiona con las tendencias introspectivas que marcan el cine francés.

De cualquier manera, pienso que el festival nos trajo, además del entretenimiento deleite o el plan romántico que representa el buen cine, una oportunidad única para viajar, incluso a la lejana Francia. Y si esa no es su intención, igual quédese y disfrute, porque a la larga, de cinefilia padecemos muchos.

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